Poemas de J. R. D. del Olmo

 

Pétalos del Pensamiento

Pétalos del pensamiento
que con las alas del viento
surcan los cielos del alma,
para colmarnos de calma
las cámaras de la razón,
fragancias que vivifican
ennoblecen y edifican
al humano corazón.

Del ideal son las luces
y a veces también las cruces
que nos torturan y amargan.
De rencores nos descargan
si se dice con amor,
levantan a los caídos
orientan a los perdidos
mitigan nuestro dolor.
Acrecientan la esperanza,
el valor y la confianza.

Pero a veces son pasiones
de sencillas ilusiones
o sublimes sentimientos,
que no dejan de aflorar...
puede hacernos llorar,
si se viste de lamentos
o se engalanan de embustes;
y aunque la muerte no gustes,
si están colmadas de hiel
robarán la poca miel
que nos ofrece la vida.

¡Qué bellas si son con gracia
se dan a los que en desgracia
penan por alguna herida!
Tesoro inconmensurable
si reflejan lo agradable
y no niegan la verdad.
Pronunciadas con bondad,
sapiencia y solicitud
edifican al oyente
y son el mejor agente
generador de virtud.

¡Qué hermoso nuestro lenguaje
si se le quita el rodaje
de la pérfida doblez!
Cuanto hay de dobleguez
en nuestro penoso andar,
las palabras que decimos
avivan lo que sufrimos
o alimentan nuestro amar.

Vallejo de Orbó
Octubre_2004


 

Espíritu Adolescente

Adolescencia madura la mía
pulida por el tiempo inexorable.

Hoy ya de mi adolescente cuerpo,
aquél que gustó al ayer, sólo queda,
como en la siega, el rastrojo,
mis manos para escribir
y recordar aquel tiempo.

"Espíritu adolescente" te he titulado.

Poesía mía, joven sin quererlo,
que aunque muera yo,
tu te quedas siendo.

Poesía mía, fruto de mi vida,
de mis horas llenas y vacías;
del momento oscuro,
de la noche fría,
del amargo sueño,
del día glorioso.

Poesía mía, fruto de todo y de nada.

Estática en el papel,
revoltosa en le mente humana;
te he titulado "Espíritu adolescente"
para que así cuando muera yo,
tu sigas siendo:

"Mi Yo",
y por esa larga ausencia, sí,
Vallejo de Orbó; si tu eres
La Cuna de mi Nacimiento.

Vallejo de Orbó
Octubre_2004


 

Ese señor que va caminando
sin prisas,con las manos atras,
a cada detalle se detiene,observando,
entre las piedras y los árboles
a lo ancho y largo del bosque
Natural y bello de la Pedrosa.

Un buen trozo vive de la historia
en este relato de amor a la guaja,
Barruelana; esa niña de ojos azules,
fue inspirado en ti,sentado,
mientras la espera para pasear
entre los árboles, flora y riachelos.

La bella flora distrae lentamente mi tiempo,
corria las agujas del Reloj, marcando horas,
su píar sentía, sus música y melodías al
cantar, amenizada por las pequeñas avecillas
de múltiples colores y variados tamaños,
La Pedrosa como habitar, en su discurrir.

Más allá del medio día, más por andar
que correr, no se cuantas horas serían,
vital, romantico, incansable y harto
de repetir "esta guaja ya no viene, es tardio"
a lo lejos veo la silueta de tu imagen,
más bella me parecias, mientras venías.

Suave es tu caminar,y camino verde
de la Pedrosa la alfombra que pisas
y bellas las flores que lo embellecen,
más bella es la imagen de tu fisonomía,
si a ellas muchos piropos a su belleza
muchos más a ti, que la belleza cultivas.

Tal día como hoy, de la primavera abre,
mis pulmomes para inhalar los perfumes,
y admirador del manto de mil flores.
Una sábana para arropar mi corazón
adornada con las flores de tu belleza
para gozar de esta felicidad, abasteces.

Muchas flores mueren, se marchitan,
pero,este amor mío,sobrevive
ilustrando mi caminar con los recuerdos,
mientras por la Pedrosa, camina y paseo,
con las manos atrae, charlando solo,
en mi interior, una voz me anima.

Será la de mi conciencia, tal vez
que dentro de mi interior; susurra
admira el manto de flores tan bellas,
nacen y crecen silvestres en la Pedrosa.
En el pueblo de Barruelo de Santullán, nació,
una niña de azules ojes y tez muy bella.


 

Como verán en Vallejo de Orbó,
pueblo, no he perdido la destreza
eh ilusión, que de niño hice gala,
para contar cuentos, inventadoos
eh historias tales a mis compañeros.

Eso es vitalidad y densidad
espiritual del cerebro.
Cuande nos parabamos, descansando del
placido paseo, que procuramos sentados
para que nuestro cuerpo descanse.

Relajados ya, recibimos esta descarga
de fuerte expresividad de imagenes
que soñadas con claridad, transparencia,
expresivas las cotejamos y vuelven
a borrar, las secuelas de imagenes difusas.

Al principio sin mucha dificultad
contaba historias sobre niñas de otro lugar,
pero querido pueblo, tu posees
en tus contenido o continente, esa
casa que a ella acoje y proteje.

Desde ese día que la vi; deleite y,
no he pedido contar esa historia"
que me ha sucedido a mi, consecuencia
como fijarme en ella, las palabras,
los pensamientos, se me traba la lengua.

Y, en mi corazó nació una leyenda
que no ha visto luz, ni ha sido cantada,
se mide por el respeto a ella,
cuando con pasión insana la deseo,
debo para si guardar secreto.

Conecido así mi dolor,es pena,
es tiempo de contarte mi mal,
se ha ido alentando en ese viaje
hacia ti pueblo, de regresoa verla,
a invitarla ahí por tus calles de paseo.


Cuando yo sea viejo

Cuando ya no pueda mostrarme tal ágil,
y mis torpes manos, a veces no acierten
a coger las cosas, con seguridad,
¡ No me lo censures!
¡ No me lo reproches!

Los años pasaron,
y no soy el mismo,
el pulso ya tiembla,
y mi paso inseguro,
anuncia mi ocaso;
¡ Que puede ser duro!
Cuando ya no pueda aguantar la cuchara
y sobre la mesa, derrame la sopa,
¡ No me riñáis hijos
si hiciera tal cosa!
Si al andar vacilo,
¡ tenderme la mano!
Dejad que me apoye sobre vuestros hombros,
ahora soy yo el débil,
y como antes vosotros,
¡ Necesito apoyo!
También siendo niños
os cogí la mano
cuando dar queriáis
los primeros pasos,
y yo vigilaba porque no cayeseis
y acogeros, prestos estaban mis brazos.
No os reñí nunca,
porque la papilla cayendo del plato
manchase mi ropa,
¡ No me riñáis hijos
si cuando yo sea viejo,
algo derrame mi mano temblorosa!
Acaso no pueda siquiera agacharme,
y ni acertar pueda,
a atar mis zapatos,
vosotros de niños tampoco podíais,
como tantas cosas que os fui enseñando.
Hoy nuestros papeles
¡ Están muy cambiados!
sois fuertes y yo viejo
y más bien parece que ahora soy yo el niño.
Por eso quisiera ¡ mis queridos hijos!
que como yo hiciera,
¡ no me dejéis sólo!
¡ porque os necesito!

J. R. Diez del Olmo (Vallejo de Orbó)


EL ABUELO


Voy a decir para ustedes
con cariño y humildad,
una corta poesía
basada en la realidad.

Recuerdo siendo pequeño,
igual que todos ustedes
teníamos gran respeto
sin tener tantos placeres.

Entonces era sagrado contestar a los mayores,
que con macha educación
cumplíamos los menores.

Fuimos muy poco al colegio,
hay que decir la verdad
pero si nos enseñaron
a tener que respetar.

Ahora estudian muchos años,
tienen que tener cultura
pero tocante al respeto
no hay ninguna asignatura.

Y debieran tenerla
sépanlo los profesores
que bien merece un suspenso
quién contesta a los mayores.

Los hijos deben ser, hijos
aún sobrados de paciencia,
los padres deben ser, padres
por muchos años que tengan.

No hay cosa para los padres
que cause más placer,
que le respeten los hijos
por muy crecidos ya estén.

Se encuentran entusiasmados
y llenos de felicidad,
pero si ven lo contrario
lloran en su soledad,
Se muestran acobardados
y constantemente sufriendo,
pidiendo con ansiedad,
que les llame el padre eterno.
Esto es triste y doloroso
y más que nada inhumano,
el no encontrar un cariño
al llegar a ser anciano.

Los nietos a los abuelos
les quieren cuando son niños
pero según van creciendo,
se va mermando el cariño.

Si, El abuelo les responde
te contestan enfadados
tu ya no entiendes, ni papá
porque estas muy anticuado.

Cabizbajo y dolorido
se queda sólo el abuelo,
llorando gotas de sangre
sin tener ningún consuelo.

Por la mañana temprano
dicen muy fuerte y sin duelo,
no hay quien duerma en esta casa
por toses del abuelo.
Y, el abuelo, sufre y sufre,
les da todo su amor,
a los hijos y a los nietos
y no les guarda rencor.
Queramos a los mayores
demostrarles amor,
dándoles nuestro cariño
ellos son igual que niños.
Y, se sienten si, queridos,
saben ser agradecidos.
Hay ¡ Juventud del presente
pensar ya ! Pues en el futuro.

Qué ¡ Abuelos tendréis que ser
y Dios quiera que a vosotros
vuestros hijos y los nietos
os sepan mucho querer!.
A muchos señores les pasa
todo lo que estoy diciendo,
que Dios les tenga en cuenta
lo mucho que están sufriendo.

Me despido de ustedes
con lagrimas en los ojos,
y, les doy un fuerte abrazo
a todos los pensionistas.


 

-.In- memoria.-

Eras, honrado y cabal
y un ardiente defensor
de la igualdad de derechos,
leal, y trabajador.

No te endioso la política
¡ porque siempre fuiste igual !
Lo mismo de secretario
Qué cuándo eras alcalde.

Me acuerdo de aquellos días
en que te pude tratar,
y contemplar por mí mismo
lo que era tu humanidad.

Estuviste siempre al lado,
del pueblo trabajador,
defendiendo sus derechos,
con valentía y tesón;

Pero siempre comedido
que al defender tu ideal.
nunca salió de tu boca,
un insulto hacia el rival.

Educado en tus palabras,
siendo además generoso,
cortés con tus oponentes
¡ Y siempre respetuoso!

Yo que he tenido la suerte
de conocerte y tratarte,
puedo decir, que en política
¡ Difícil será igualarte!

Siempre fiel a tus principios
Honesto, Honrado y Cabal
que por un mundo más justo
fue tu lucha siempre-- Adaucto

Se te ha llevado la "parca"
con su proceder traidor,
dejando a la clase minera,
sin su mejor defensor,

¡ Adiós Adaucto! Descansa en paz
la madre tierra te acoja,
con cariño en su regazo.
¡ Lamento que te hayas ido
sin poder darte un abrazo.

 


 

-.Inmigrantes.-

Maldad, desconcierto, ignorancia.
Lo siento, lo palpo, lo ingiero.
Todo a mí alrededor flota.
La indiferencia, es lo peor,
La indiferencia es mala consejera,
con su capa, nos tapamos, nos justificamos.
¡ Que cómodo es no ver nada!
¡ Cuántos problemas nos evitamos!
Ellos siguen, aquí están cerca,
Emigrantes por doquier,
Hacinados, solitarios, hambrientos,
El miedo se traduce en sus ojos,
La inseguridad, les acorrala, les aparta.

Ellos siguen, aquí están cerca,
Nos escogieron, nos querían, ya no
Su soledad, la xenofobia, el racismo, están,
Ya no tienen identidad, se la hemos quitado
les hemos engañado, les hemos defraudado
sin darles una opción, una oportunidad.

Ellos siguen aquí, están cerca.
Son explotados, los utilizamos, son baratos,
son carne, carne física y carne inerte.
¡ Qué cómodo es no ver nada !
¡ Cuántos problemas nos evitamos!
Un grito me aflora.
Venid, venid, yo os quiero
yo os doy mi mano, mi ser
somos hermanos, no os sintáis solos
somos hermanos, somos todos uno.
El Universo entero es nuestra casa.

J. R. Diez del Olmo
Vallejo de Orbó


 

"LA PEDROSA"

Dialogo entre un gusano y el viento

Viento: Hoy voy a soplar muy fuerte.

- Gusano: ¡ OH! No soples fuerte, por favor.
Estoy construyendo mi casa y la destruirás...

Viento: Pero es necesario que lo haga,
siempre lo he hecho.

- Gusano: Si soplas fuerte me matarás.

Viento: ¿ Por qué?

- Gusano: Porque mi cuerpo es muy sutil y
no resistiría tu impetuoso ir y venir.

Viento: Pero yo no puedo dejar de soplar,
debes comprender que mi vida es un soplar
constante y, además, cada día debe soplar de
una manera distinta. Debes saber que gracias
a mí se puede aventar el trigo, volar los aviones
y los pájaros, moverse las aspas de los molinos,
fertilizar las flores... ¡ Yo soy muy útil, gusano !

- Gusano: Si, se ve. Pero lo que yo te pido es
que no soples muy fuerte, sino que lo hagas
suavemente para no lastimarme.

Viento: Lo siento, pero yo hago lo que he hecho
siempre: soplar. ¿ Porque lloras gusano?
- Gusano: porque tengo miedo.
Viento: ¡ Lo siento! ¡ Lo siento! Yo no puedo
hacer nada para evitarlo. Debes comprenderlo, es mi naturaleza.
De pronto una oleada de viento frío inundó la Pedrosa.
El Gusano enmudeció y súbitamente aceleró la construcción
De su casa. Entretejió una coraza de seda alrededor de su cuerpo
y surgió de allí una hermosa mariposa que empujada por el viento
que soplaba muy fuerte, la llevo por los aires. Y la mariposa
volaba, volaba... toda ella muy hermosa.

J. R. Del Olmo
Vallejo de Orbó


 

-. Las Golondrinas.-

Las Golondrinas. Surcando los cielos
han vuelto sus nidos a colgar,
en los aleros, debajo del tejado
en las viejas cuadras, de los Bueyes.
" Son los hogares, de las aves viajeras".

En los vientos del norte, surcando los cielos
con sus zigzagueantes y acrobáticos vuelos,
ellas van y vienen raudas, por el cielo
en su búsqueda de insectos, su sustento, y
" para sus crías bien alimentar" .

En sus acrobacias y elegantes vuelos,
en picado se lanzan, plegando
raudas sus largas alas, y
atravesando veloz, el roto
cristal de la vieja ventana.

Ellas: Qué llegan o vienen del Trópico,
de Egipto, o Sub. África, o también
de cualquier otro lugar, sus nidos,
en el pueblo de Vallejo de Orbó, en
las casas de la falda de la montaña.

Son las casas de los mineros, habitan
en esta mi tierra palentina, y en
sus lugares llenos de sabiduría de la
árida llanura de la alta meseta, de
esta noble tierra de Castilla la Vieja.

Con el nuevo florecer de la primavera
año tras año, por estos tranquilos lugares
del pueblo, vuelven de nuevo al lugar
y no muy lejos de los campos sembrados
dónde ellas nacieron; una temporada.

Atentos y expectantes, las gentes del lugar
las estrofas de sus cánticos, escuchamos,
mientras contemplamos, contentos, en
sus raudes y acrobáticos vuelos.

A veces hace falta tiempo,
y que nos regalen su amistad.
Su fidelidad, y su felicidad, en su
regreso de nuevo al lugar, es un
sentimiento intimó y poco vistoso.

Sólo nosotros podremos cambiar él
rumbo y la maldad del mundo.
Pero ellas con su ágil y bello volar,
bonitas aves son, para contemplarlas,
y unas dignas amigas de verdad.

No sé yo Si las Golondrinas, tienen,
o entre ellas frecuenten la amistad,
ó tal vez, anden, entre disputa y disputa,
y también, discusiones parroquiales; o
picándose bajo el ala, una a la otra.

¡ Pero! No cabe ninguna duda
de su fidelidad, añoranza y cariño en
su retorno a los mismos lugares
dónde, ellas nacieron y aprendieron, de
sus afectivos padres, las enseñanzas.

En su insólito y poético regreso
a los mismos lugares de antaño,
las veloces golondrinas, para ocupar
los confortables, y maravillosos nidos,
en los albores del verano.

Acabaran abandonando el lugar de nuevo,
que antaño en las casas de los mineros,
o de nuevo, le vuelvan a ocupar y anidar.
- Alguien de mis amigos predijo, ¡Mirar!
Su aparición, alguno, dicen trae suerte.

Las debemos de admirar, después de todo,
sus frágiles nidos, hechos de barro,
musgo y pajitas, en los aleros colgados,
"Es una obra de arte maestra".

Ya, ellas con su regreso les anuncian
a los labradores, de la llegada primavera.
Es señal de un buen año, para la siembra,
el verlas regresar de nuevo al lugar,
en busca sus viejos nidos.


Cuanto saber, en sus piedras calizas, y
en las de adobes de las casas labriegas.
Por la historia que en si las rodea;
y nos hacen sentir más enraizados,
con el lugar de nuestro nacimiento.


VALLEJO DE ORBÓ. Eres acogedor y minero,
mi pequeño pueblo, Castellano, fundado
entre Valles y rudas Montañas.
Es una época; la más bonita de mi vida,
en la que de niños, te aprendimos a amar.
Esta seca y árida tierra, tu mi pueblo,

en el despertar de un impulso viajero,
las gentes, en el mes de septiembre otoñal,
casi todos. Todas en bando, su regreso, ellas
emprenderán, y con tu gente te abandonamos.

Ellas volaran al Sur; raudas y ligeras irán,
juntas, hacia un País lejano.
Y será entonces cuando acá...
Sé allá terminado el Verano.
" En las distancias" , los riesgos al pasar

el Estrecho; Las personas algo tristes, y pensativas,
siempre tengamos la gran duda, se salvarán,
nuestra frágiles voladoras.
Si, al perpustar de la nueva primavera,
Todas ellas, juntas, de nuevo volverán.

Si, de nuevo a su regreso, ellas a habitar,
los nidos colgados, en los aleros del tejado,
en las cuadras del ganado. Y premiar al lugar
de Vallejo de Orbó, lugar de mi nacimiento;
Es hoy una lección de leactar.

Dónde aprendí, a ti amarte y a lo que fue,
allí los espacios, en mis juegos de la infancia.
Suerte, en tu lucha, ave viajera, migratoria
con tus gargojeantes parloteos, en el aire
de nuevo a gravitar, en la primavera.

 


 

-. " Nunca serás nada.".-


Las flores ardían cómo el Sol.
Miré a mi alrededor, pero no había nadie
Nada
Ni una sombra con la que poder hablar
Me sentía tan solo como la Luna entre tantas estrellas
tan insignificante cómo un grano de arena en el desierto.
Caminé despacio entre los árboles de la Pedrosa;
intentando pensar con calma.
En lo que había hecho mal.
En el tiempo desperdiciado en un agujero
tan negro cómo mi tristeza .
Mientras la soledad me rodeaba cómo un abrazo.
Y me ahogaba cómo una serpiente de seis cabezas.
De los árboles colgaban personas,
que eran idénticos a mí.
Cogí uno de una rama.
Y me lo comí .
Ni el fruto más dulce del mundo,
puede compararse con su sabor,
Ni con su frescura.

Seguí caminando, con la mente tan vacía cómo el alma.
Al borde del llanto
Muriéndome de pena
Avergonzado de lo que soy
Y
En ese momento recordé algo qué me Decía , siempre mi madre.
" Nunca serás nada",
Y
Tenía
Razón.

 


 

Pasa la vida


Pasa la vida y va pasando
pasan los días alegres
otros tristes y llorando
pasa la vida y va pasando.

Penas gozos y alegrías
triunfos gozos y fracasos
la vida sigue noche y día,
y mientras tanto
pasa la vida y va pasando.

Una lágrima un suspiro
una sonrisa, un llanto
la vida sigue, y sigue,
y mientras tanto
pasa la vida y va pasando.

Un guiño, una mirada
un amor formando nido
qué placer, qué gozada
sentirse amado y amada,
y mientras tanto
pasa la vida y va pasando.

Un niño que nace
una persona que muere
¿qué es la vida? Un paso
desde el nacimiento
hasta el ocaso,
y mientras tanto
pasa la vida y va pasando.

Ya amanece el nuevo día
porque la tarde oscurece
y así un día, y otro día
hoy de todo acontece,
sabido es y sobrado
días con sol y nublado,
y mientras tanto
pasa la vida y va pasando.

Hoy día encontrar trabajo
suerte hay que tener,
y poder ir al tajo
un verdadero placer

Trabajar en la oficina
en el campo y el taller
pescadores y mineros
son currante también.

Los diputados en el Hemiciclo,
otros, que hacen el ridículo
los más haciendo el vago,
el resto,... en el paro
y mientras tanto
pasa la vida y va pasando.

El ricachón de todo pasa
la vida padre se casca
sin problemas ni ansiedad
sin problemas ni ansiedad
al contrario, le sobra pasta

La educación cívica
brilla por su ausencia
hoy día ya no se usa
ni en el colé, ni en la calle,
ni en casa,... en ningún lugar
y se va tan natural,
¿ dónde va a parar el mundo?
A dónde, ¿ a dónde va a parar?

La DROGA, verdadera lacra
gran epidemia del siglo
se extiende como la pólvora
juventud que cae sin demora
y mientras tanto
pasa la vida y va pasando
Un coche bomba que estalla,
muertos, heridos y desolación
seguridad en la calle,... nada
y mientras tanto
pasa la vida y va pasando.
Antaño había más caballerosidad
por supuesto, más cortesía y humanidad,
esta es la pura y triste realidad.

Pero no todo es de color negro
tampoco todo son desgracias
por fortuna y verbigracia
aún queda mucha gente sana
con civismo, dignidad y gracia.

Gente con buenos sentimientos
verdaderos amantes de la paz
creyentes del amor y la verdad
y que el Mundo a pesar de todo
aún se puede arreglar
y mientras tanto
pasa la vida y va pasando

 


 

" Peña blanca, el Peñuco y..."

 

Rocas que formáis los picos
de los montes de mi pueblo,
cual vigilantes perennes
en vuestro estado perpetuo
decirme sí todavía
tiene el encanto supremo
qué le regaló la Natura,
al cubrir su amado suelo
de robustos, Sabinares y Brezos
y de Robles corpulentos.


Decirme sí en esas fuentes,
aún puede hallar el sediento
las puras y cristalinas
Aguas, cual pulido espejo.

Decirme sí aquellos campos,
Mares de trigo y centeno,
ondean formando olas
Movidas por suave viento.

Decirme sí es tan azul
el puro azul de su cielo
y si son tan estrelladas
sus claras noches de invierno.

Decirme sí en primavera
hay florecillas a cientos,
y trinan los pajarillos
en musicales conciertos.

Contarme sí las oronas
de sus montes y sus cerros
huelen a savia y tomillo
a manzanilla y espliego.

Decirme que aún sigue
la floresta de mi pueblo,
y se mantiene en su esencia
tal como yo la recuerdo.

J. R. Diez del Olmo
(Vallejo de Orbó)

 


 

Una Rosa sin espinas



Un tallo de hierba, he mejor
Una espiga que custodia el grano
Recatadamente sin pregonarlo,
ni exhibirlo, sugiere imágenes
Vegetales de su breve cintura.

Su silueta ingrávida y fina
cómo sus blancas manos frágiles
de suave tez de piel canela,
la boquita del labio inferior pulposo
como un rizado pétalo de flor

Cómo una rosa roja del deseo
con mucho fondo blanco, que sobre el iris
y pupila de sus bellos ojos azules
que dejan navegar sobre una libre
y vertical caída magnética.

Con un manojo consciente
para tal alma de seducción,
con tu talante radical
natural y casi infantil,
en su juvenil figura.

Con el talante blando de la ignorancia
reflejado en sus azules ojos,
de la inocencia juvenil.
¿ Para qué añadir más?
¡ que una rosa sin espinas!.

J. R. Diez del Olmo
Vallejo de Orbó.

 


 

Viajes con Historia


- Los tres meses que aquí he estado
barriendo los he pasado.

- Esto es asartamente
lo que nos debe decir
el amigo Restituto
cuándo se marche de aquí.

-Los tres meses he pasado
pues me mandaron barrer,
y yo lo arreglé de forma
que era mi único quehacer.

- Por la mañana a las ocho
a barrer yo comenzaba,
y por la tarde a las seis
en el mismo sitio estaba.

-Y no se crean por esto
que de allí no me movía,
es que al dar la vuelta completa
al mismo sitio volvía.

- Alguna vez me paraba
a dar algunas lecciones
de cosas del poetismo
o cosas de avicultores.

- Un servidor es poeta
¡ Eso cualquiera lo sabe!
Igual que abajo en el puerto
Las llevo a todas de calle.

- Todas son las muchachas
que por tercas que ellas sean
al verme pasar a mí
se giran y se marean

- Cuándo me estoy explicando
me llega a mí el Señor, cabo 1º
y me dice autoritario.
¡ Restituto !... tu a barrer.

- Y yo con la misma escoba
que tenía el primer día,
bajo al suelo mi mirada,
que España tiene seis nombres
y una docena Inglaterra.
- Poquito más adelante
a dar nueva explicación
pues yo a, allá por mi pueblo
he sido con gallinas comerciante

- ¡ Y de que manera amigos!
de avicultor se me daba
por mucho que se escondieran
las gallinas yo encontraba.

- Bueno... las gallinas no se escondían
sino sus enfermedades,
las cuales yo les curaba,
para calma de sus males.

- Y yo siguiendo explicando
lo que se debe de hacer,
me doy cuenta que ya vuelve
el bendito señor, cabo 1º

- Y me dice........... Restituto
sabes que debes hacer,
guárdate la boca en casa
coger la escoba y barrer.

- Como yo soy disciplinado
yo obedezco en seguida,
cojo la escoba, un pozal
y engancho la carretilla.

- Y cómo se hace la hora
y me licencian ya por fin,
voy hacer la despedida
diciendo muy serio así:

- Los tres meses que aquí he estado
barriendo los he pasado.


J. R. Diez del Olmo
Vallejo de Orbó


Vejez

Vejez, ansiada angustia,
que poco a poco llegas,
y vas dejando en mí
esto que aquí ves.

Mi pobre rostro herido,
mis manos tristes, solas,
mi cuerpo deformado…
mi vanidad forzada.

Cincel que me deformas,
obrera de la añoranza,
esquina del Otro Mundo,
jardín de mil ayeres.

¡Exéntame un momento!
Y déjame solo…
A solas con Dios
y mi alma.



En la serena estancia de la vivienda,
con deseo, amigo D. Emiliano,
juegas a ejercitar
tu pasión secreta, ser…
Consiguiendo asumir con primor,
la fuerza de la voluntad
que acompaña los movimientos
de cientos de teclas.
Soñando las cosas que recuerdas
de forma prodigiosa
y, dejando constancia en tu-Ordenador-,
lo guarde en el tiempo.
Así tú no lo dices,
tal vez, si lo deseas,
ese archivo de la tecnología lo cuente,
y cosas de ti y de tus allegados,
de tus amigos, y las andanzas.
Y ese tu cariño por “Vallejo de Orbó”,
pueblo pequeño pero bello a la vez,
tal como tu explicas en tu “W”;
y en la misma, imágenes nos enseñas
pregonando toda su belleza.

J. R. Diez del Olmo


Si todo… fue un sueño.

Un día, un mes, del año mil novecientos ochenta y tres,
en Aldemar me encontraba de visita,
Ay, que dicha la mía.
Estaba comiendo no sé qué
pero comía, y me reía, que felicidad
¡poder comer cada día!
¡Una nueva Constitución!
¡Qué ilusión!
Mis amigos me decían
“nos ha tocado la Lotería,
tendremos comida todos los días”.
Los contenedores ya no serán
nuestros legisladores,
no dependeremos de la comida
que tiran otras familias.
¡Nos ha tocado la Lotería!
Mis amigos me decían
podremos trabajar
sin tener que mendigar.
¡Nos ha tocado la Lotería!
Gracias, Díos mío,
por este cambio de vida.
¡Oh, Díos mío! ¡Qué felicidad!
Que a gusto estaba
mientras dormía.
Todo fue un sueño
del Sr. Diez, pero que en, $, a
Barruelo ¡Tocó la Lotería!

J. R. Diez del Olmo
Vallejo de Orbó


Río debe ser.

Mucho del río se cuenta
y del Rubagón se podría contar,
su nacer en la Sierra de Brañosera,
al norte de la montaña palentina,
de aguas limpias y cristalinas
es su nacimiento, río debe ser.
Que por los verdes prados corretea,
y como una torrentera en su caminar,
recorre surcando tierras y deja,
en su escapada de la alta sierra,
huella y surco a su paso,
en su caminar territorio propio.
Camino de la Ermita de Nuestra Señora
del Carmen, un hombre te salió
al camino y río te llama
al riego del árido tramo,
como conservador de tanta belleza
eres río, Rubagón, te nombraron.
Como observador de la belleza
presumes de poder ser y ver,
que la vida que de nuevo nace y vive
para surtir y servir al ser humano
en tus limpias y cristalinas aguas
siendo alimentados y cuidados.
Por la Naturaleza en su querer
el agua es vida y
uno de los elementos más importantes
para nuestras vidas y subsistencia,
río Rubagón, tus aguas son
el beneficio que bien nos hace.
Y como caminante que tiene
soponcio y lleno de sed
por subsistencia del ser humano
cuando sedientos estamos
y la apenable sed nos acucia
en tus limpias aguas debemos calmarla.

 

J. R. Diez del Olmo
Vallejo de Orbó


La libertad.

¡Libertad!
Ansiado estado a que aspira
todo el género mortal.
Lo desea el pajarillo
que en su jaula de metal
suspira por esos aires
que nunca llegó a volar.
Lo desea esa paloma,
mensajera de la paz,
al sentir sobre sus carnes
las uñas del gavilán.
Lo desea el presidiario
mientras en la soledad
de su celda va apurando
el tiempo en su caminar.
Lo desea quien, mordido
de incurable enfermedad,
sueña dejar esa cama
que ocupa en el hospital.
Lo desea quien esclavo
de su vicio y porquedad
va consumiendo la vida
esclavo en su ceguedad.
Con ella sueña el poeta,
que en su mente ve brotar
ideas, que la censura
le obliga a silenciar.
Con ella sueñan los pueblos
que sufren la crueldad
de la guerra y que no alcanzan
a ver la adorada Paz.
¡Todos quieren poseerte
anhelada libertad!
¡Todos sueñan con tenerte
y de ti poder gozar!
Mas no piensan en el precio
que exiges cuando te das,
pues para poder ser libre
y tenerte de verdad,
es necesario que el cuerpo
de todo ser terrenal
se espere de su alma
por toda una eternidad.

J. R. Diez
Vallejo de Orbó


A la ermita del Carmen iremos.

No importas los tramos que recorras
ni tiempo que paseando emplees.
Lo importante en este caso es
descargar el estrés, enriquecerse,
practicar senderismo, pasear.
Tan sólo para el fisgón es la belleza
en estos días de poco descanso,
quién lo diría, con tanta celebración,
los bailes en la Plaza y
la comitiva de Romería hacia el Carmen.
Le han proporcionado momentos felices,
ocios para el dócil caminante,
tiempo para dejarse llevar,
como dejar correr las horas asistiendo
por las propuestas más inverosímiles.
De regreso, viniendo para el pueblo
de Barruelo, visitando a los amigos
que contigo caminan en la romería
de Nuestra Señora del Carmen,
a la pradera para el descanso y el yantar.
Entre grupos de familiares y amigos,
y eso me llena de felicidad, saber
que tú me buscas, deseas conmigo
también este día compartir y
junto a los demás ir junto a la Ermita.
Nuestra Señora del Carmen en estos días
es un gran hormiguero de gentes que acuden
en masa y caminan, y en su caminar,
la Romería se desplaza a visitar a su Patrona,
a su casa y Ermita, con fervor a rezarla.
Partiremos, recreándonos los ojos,
y, todos juntos al lado del Santuario,
observaremos la belleza de la Naturaleza
y la tuya belleza, dando un paseo
por los alrededores mis ojos se recrean.
Y tú guaja Vallejana ponte más guapa,
que nos vamos a dar una vuelta por el valle,
para que el fisgón que lo vea, tan verde y
bello es, aprecie tal felicidad en mí
y el orgullo de ser tu amante.
La culpa de todo la tienen
los buenos amigos, nuestros,
que descubren los buenos momentos,
como el animarnos para la romería y
que juntos todo el día los disfrutemos.

J. R. Diez
Vallejo de Orbó


Hoy siembro en mi corazón.

Mi sueño es el poder llegar
para que nunca sea insuficiente.
Hoy siembro en mi corazón
esa flor, que es como tú,
para al florecer luzca su belleza
llenándolo de perfume y color.
Como muchos peregrinos persigue
la seducción y la fantasía
de un mundo de felicidad que
tan sólo unos cuantos de ella
saben y viven, alimentarse
el mío desea, y ser otro más.
Las puertas de acceso os abro,
mis deseos deposito en tu corazón,
que secretos e ilusiones allí guarda,
para comentar y ser descifrados,
volver mujer, ser a la que de niña
conocí, al observar sus ojos a la vez.
Que ellos vean dentro de mi corazón
un vacío y desangelado que sufre
largas horas de espera y dudas,
si en Vallejo aún estarás viviendo
o te encontraré a mi regreso;
si tú también me estarás esperando.
Tensión constante reina dentro de mí,
y, una gran incertidumbre en el corazón,
pero un fuego de deseo está ardiendo
con llamas vivas por el alimentado.
Es tal el deseo por poderlo saborear,
Las mieles de ese amor que en él guardas.
En esta ocasión difícil son
de soportar las dudas,
sin saber si están en lo cierto
las aspiraciones que mi corazón desea;
mi dulce niña, enamorado os deseo,
sin improvisaciones y algún otro guiño.
Hacerme en tu corazón de morada un hueco,
no obstante, se aferran a ti los deseos,
para que juntos forjasen un nuevo mundo
donde vivir felices ese tiempo
que la vida nos da, y de nuevo disfrutar
de ese Parque Natural, dando un paseo.

J. R. Diez del Olmo
Vallejo de Orbó


Soy un poquito raro.

Usar de la reticencia
cuando no se es penitente
es una incoherencia
y por tanto incoherente.

Por eso precisamente
mi lema es hablar claro
aunque cierta “Gente” diga
que soy un poquito raro.

Los amigos de hoy en día
tienen muy poquita franqueza
cuando su categoría
se les sube a la cabeza.

Pues en el correr de los años
y con gran desilusión
también sufren desengaños
y dan algún tropezón.

Tiempo ha que yo le di
y me hice tanto daño
que indelebles son en mí
las huellas del desengaño.

La desgracia va errante,
sin rumbo fijo toma,
y puede en un instante
los destinos cambiar.

La desgracia y la suerte
dos cosas distintas son
pero la dura y cruel muerte
las juzga sin distinción.

Y bien puede ocurrir
que un ser muy desgraciado
de Dios llegue a conseguir
lo que ningún potentado.

J. R. Díez del Olmo
Vallejo de Orbó

 



Horizonte lejano.

Como árbol te comparo
sin hojas y con ramas secas
que nadie se arrima a ti
a tomar tu sombra fresca.

¡Pobre árbol ya caído!
Que apenas ni sombra das,
solo pienso en tu pasado
y solo en el campo está.

Viendo pasar al jilguero,
que no se quiere parar
en sus ramas secas y mustias
para su nido crear.

Y en tu otoño más perenne
te sientes viejo, cansado,
mirando hacia el horizonte,
ese horizonte ya lejano.

J. R. Diez del Olmo
Vallejo de Orbó


Vive: aún eres joven.

Retorno mis pensamientos
de esos tiempos que pasaron,
a las orillas de mi río
y por sus aguas navegando.

Y al retornar esa hora
revivo mis pensamientos,
y veo cómo han cambiado
el mar, las olas y el viento.

Y revuelvo mis entresijos
como río turbulento
haciéndome río manso
al llegar al mar inmenso.

Y me pregunto hasta cuándo
podré yo vivir así,
lleno de dudas y miedos
que no me dejan vivir.

Soñando con nubes blancas,
soñando con ser feliz,
vaya una rosa, tan bonita,
va pregonando este hombre.

“Entre flores tan preciosas, y,
preciosas son las cosas así”.
Tu vida no debes maldecir
llevando tan alta la cara.

Son mujer esos dones al predecir,
pero la flor de tu vida
cuídala, no te abandones.
Revive: aún eres joven.

J. R. Diez del Olmo
Vallejo de Orbó


… Y eso no es incultura
como tacha, si mal se entiende,
eso es vitalidad de la mente,
y en los sueños y sus historias
quedé desagradablemente sorprendido
cuando me informaron de tu querer.
Y eso es vitalidad y densidad
espiritual del cerebro,
cuando aún estamos descansado
en el plácido sueño,
a lo que procuramos que nuestro cuerpo
descanse relajado y soñar.
Recibir esta descarga de fuerte
expresividad de imágenes bellas,
soñadas con claridad y transparencia,
expresivas, que nunca se vuelvan
a borrar, dejando sólo secuelas
de imágenes difusas al despertar.
Despierto, pero indeciso,
a través de los cristales,
pero sólo veo pasar a la gente,
y miro indiferente
porque conmigo no estás,
y en su lugar noto la ausencia.
De mis ojos se deslizan las lágrimas,
lentamente humedeciendo mis mejillas,
ellas me quieren despertar, me animan,
recordándome que vivo y así debo continuar,
aunque mi corazón duda hoy,
soy un enamorado de ti.
Pero, ante sus puertas, tantas y tantas dudas
para los enamorados por preguntar,
pero, me pregunto en silencio,
¿Dónde estarás ahora?
¿Con quién estarás hablando
de las alegrías y los deseos?
Y en el transcurso del tiempo,
muriendo estoy de amor, y misterio,
ese embrujo que no me deja,
y esa vitalidad de la mente se pregunta
¿Estarás pensando en mí?
¿Te acordarás de mi amor?
Y en la esperanza de mis deseos,
donde “este poema de amor” nace,
en mi mente, una difusa silueta,
pero es fuerza para mi corazón y los deseos
para que sea tu imagen y me ayude a recordar
la ilusión de último romántico.

J. R. Diez del Olmo
Vallejo de Orbó


Vallejo: tú eres mi pueblo.

Como cabra montés pisoteo
por los altos de monte Aguilar
y la mata, andando tierras abajo.
Desde el Cocoto, desde el Terena,
Mi pequeño pueblo, Vallejo de Orbó.
Miro hacia abajo y te veo,
pero sigo andando, tierras abajo,
por los verdes prados de tu término,
esos que rodea las casas de la gente,
que en ellas conviven y moran.
¡Oh! ¡Vallejo de Orbó!, Mi querido pueblo,
por monte Aguilar caminando,
bajo mi vista del Cielo,
al admirar tanta belleza y belleza,
hasta se me nublan mis ojos.
Y la cosa no tiene remedio,
al recordarlo nostálgico me vuelvo,
admirado por recordar tanta belleza,
lloran aún mis ojos, que tristes
por ver lo que Dios puso a mi lado.
Pero no puedo remediarlo
y en mi alma lo llevo, llevo la imagen
grabada a lágrimas de fuego,
el sonido de las músicas y las fiestas
de Santo Domingo, “Patrón del Pueblo”.
Santo Domingo, en el mes de agosto
en el pueblo, a su patrón,
los ciudadanos celebran las fiestas,
las orquestas, los bailes populares
y la diversión de un pueblo, Vallejo de Orbó.
Acá, en la plaza de el Economato,
juegos, y carreras, risa de los guajes,
aunque minero eres “Vallejo de Orbó”.
Mi pueblo y la cuna de otros muchos
ciudadanos, con orden y concierto.
Las fiestas sabiamente todos
celebran, sabia y prudentemente,
con la quema, unos fuegos de artificio,
las sabíamos con orden disfrutar,
para el gozo y disfrute de un pueblo.

J. R. Diez del Olmo
Vallejo de Orbó


A la tierra mía.

Que tienes tú bella tierra mía,
te miro y contemplo noche y día.
Manifiesto lo que por ti yo siento,
orgulloso y feliz yo tan cierto
de vivir en esta, la tierra mía.
Bendito el sol que sobre ti amanece
y las aguas de los ríos que te bañan,
los verdes y hermosos prados te embellecen,
bendito es el clima que te acompaña.
¡Qué tienes tú mi tierra amada,
que todo en ti brilla y resplandece!
Que tienes tú que por ti yo siento,
Nostalgia siento a la tierra mía
si lejos de ti me hallo algún día,
triste me siento porque no te siento,
presente te tengo noche y día.
Vallejo de Orbó, pueblo minero y hospitalario,
la hulla es el rico mineral extraído
de tu subsuelo, en sus entrañas
unido a ti, se sitúa y se halla él,
ese sufrido minero (fiel) trabajador por tradición.
La Historia lo relata y os lo ataña
en grandes gestas y mil hazañas,
inmortalizados sois por tal razón,
Honor y Gloria os coronan y aclaman
para orgullo de España y tu población.
VALLEJO DE ORBÓ, pequeño pueblo, pero bello,
tú que tienes tu Cocoto y tu Terena,
son dos montes altos que te custodian
ese mineral, de Oro Negro es ese carbón;
joven pueblo, oh, colonia en la Cuenca Mineral.
La minería, en tu gran potencia,
actualmente en decadencia;
Su cierre de los Pozos y las Galerías
esperamos en un futuro no muy lejano
según promesas y diligencias.
Tus fértiles pastos para el ganado
de verde alfombra, esos extensos prados
dan imagen de belleza y alegría,
y esos hermosos bosques y montañas
en su caminar hacia la llana meseta.
Son tus alegres fiestas y las romerías
dentro y fuera del pueblo, en otra ciudad
te identifican de forma extraordinaria,
y te dignifican con tu tierra palentina,
dentro y fuera de tu Comunidad.
VALLEJO: Tus cuatro puntos cardinales,
monte, carbón, prados y población,
son como lindos jardines, y en los rosales,
pero sin espinas y con buena flor,
así es mi tierra…, bendita de Dios.

J. R. Diez del Olmo
Vallejo de Orbó


A Barruelo: Nuestra Señora.

Las fiestas en el centro de la plaza,
y alrededor de la fuente, esa,
la del líquido incoloro y milagroso
que escupe el negro caño.
Por los guajes fuiste muy acertada
calmando la sed, eres visitada.
Eres la fuente, y nos contemplas
en la plaza jugar, danzar y bailando,
con las caras sudosas y de cansancio
en busca del incoloro tesoro
para refrescarnos y calmar la sed
con lo que escupes por tu negro caño.
Al pilón, y juegos, sorpresas los guajes,
travesuras y picias hechas para ducharnos
los unos a los otros con el líquido elemento,
que le llenas de tus negros caños.
Son deseo, o costumbre,
mientras a las mozas del lugar cortejábamos.
Recuerdos: tu lugar buscábamos
incluso por las fiestas del Carmen,
gozando de mucha felicidad,
muchas tardes paseando por la plaza,
contándonos historias, tal vez fantasías,
mientras allí nos esperábamos.
A la llegada, o que las guajas se acercaran
más hoy, con la nostalgia, mi niñez recuerdo,
y al contemplar mis canas añoro beber
de ti, fuente de los negros caños,
el frío líquido y cristalino.
Y tú aún resistes al paso del tiempo.
Eres fuente vieja en años, pero
perezosa aún la gente mayor,
así como los niños y jóvenes también,
aún van a calmar su sed,
y en las fiestas de Nuestra Señora del Carmen,
en el agua de tu Pilón juegan.
Y tu erguida en la plaza resistes
y durante las fiestas te contemplan
los ciudadanos y también los transeúntes
que suben hacia Brañosera o bien bajan
así aquí, y todos en tus negros caños
calman con agua fresca los caminantes.
De esa joya inclororas aguas frescas,
calmar su sed y recibe la caricia,
desea aunque no sean las fiestas de
Nuestra Señora del Carmen, y patrona,
ni allá música y bailes o juegos
de los guajes en la plaza del ayuntamiento.
Eres tú, la fuente de los negros caños,
ese embrujo que tanto nos atrae,
y llama a calmar la sed,
deseo o nota al bailar, si la fuente
no existiera la calma o una pausa
ofrecer aguas con piropo a la Dama.

J. R. Diez del Olmo
Vallejo de Orbó




En la escuela de Artes y Oficios: Barruelo, año de 1956.
Dedicado a mis amigas: azucena, Rosi, Mª Paz, Araceli, Carmina, etc., etc. Bº San Pdº.

Me alegro de haberte conocido,
de ser buenos amigos los tres,
nuestro cariño es más grande
fuerte y unido, ¡Qué partido en tres!

Alguien se dejó en un banco olvidada una bufanda que una paloma con su pico recogió.
Era una bufanda de colores blanco y azul con puntitos negros y con un borde verde.
Una bonita bufanda.
La paloma la guardaba como un tesoro y en las noches frías del invierno, invitaba a compartir su bufanda a un pájaro y a un gato, sus amigos, que en la pedrosa vivían con ella.
El pájaro, el gato y la paloma se tapaban con ella, y así el frío era menos. Las caras de los tres demostraban felicidad y en tertulias de amigos, compusieron una canción.
Una noche de mucha lluvia, la paloma, el pájaro y el gato no quisieron que la bufanda se mojase y la guardaron debajo de una peña. Allí, en el mismo parque natural de “la Pedrosa”.
Pero, por culpa de la lluvia, la paloma se enfrió y se puso mal. Apenas podía volar y, ni siquiera, bromas gastaba a sus amigos. La paloma empeoró y les dejó.
El pájaro y el gato lloraron y con la preciosa bufanda envolvieron a su amiga la paloma para su último vuelo.
Un día, como por encanto, la bufanda cayó del cielo. El pájaro y el gato fueron a recogerla.
Había tres que decían cuidar a mi bufanda.

Barruelo: Es la ciudad que enriquece a la moza que más me gusta, y reconozco su belleza, que mi corazón de orgullo se llena y lleva, entre mis compañeros de escuela y de Vallejo, que así me dicen y tal vez se mofan. Si será verdad, amiga Azucena: Eres bonita, pero tal el destino nos juegue con la distancia, de ser cierto, por ese viaje al que nos animan. Yo seré un hombre más castigado y te pierda, por el rumbo que tome mi vida.
Una sonrisa cuesta poco, pero, es un tesoro en tu vida.
Esta historia, o tal vez declaración, hoy día de mi marcha, o diré partida, para estar en Estella, lejos de ti y seguir melancólico por tu ausencia de mi lado. Como tesoro te dejé escrita esta cuartilla y el encargo de que mi hermana te la de: si en secreto, para que no la lean las monjas donde ella y tú estudiáis. Para qué, con o sin orgullo, la leas y guardes, y recuerdes que en un día de otoño, tres amigos éramos esa noche en Ademar, en la tertulia, blanca es tu belleza en juventud, cómo lo es una bella paloma, y un pájaro canta la historia, es libre sí, y el felino lo cuida. (Barruelo, 10/06/1956)


Hablando entre ellos

Los podremos vislumbrar, presentes
en nuestros momentos,
como verdaderos invisibles, visibles.
Son silenciosos pero agradecidos.
Tienen viveza- su plumaje color,
¡también tienen música! Amiga,
trinos bellos. Disimulan su soledad
hablando entre ellos.
Imitémosles e invitémosles a seguirnos
en nuestro paseo, por la Pedrosa,
un parque bello. Se intercambian versos
y también se lanzan piropos, y cantan.
Presentes: nos intercambiaremos palabras
y vosotros caricias y besos, también deseos
que suban y bajen nuestro fuego,
y que su panorámica nos sirva para soñar.
También las palabras lloran por nosotros,
les ves cantando, sombras
como cuando hurgamos en la mirada
buscando el giro de su aliento.
Y junto a nosotros esa inocencia, duda
encuentros místicos con la belleza
trazan los contornos del querer y deseo,
se buscan formas magistrales de la vida.
Nuestros deseos suelen vivir olvidados
dentro de nuestro corazón en sus estantes
o incluso en cajas de cartón fingidas
por la memoria, para su olvido.
Tan solo nos acordamos de ellos
en esas fechas inventadas cuando
una llama prende en nuestro interior
fechamos para regular y dar vida.
Qué regalar, dices que ellos lo piensan,
¿un buen paseo? ¿Poemario?...
Esas dulces frases que hacen soñar
a ambos, nos da y devuelve la vida.

J. R. Diez del Olmo


¿Para qué quiero vivir?

Hay muchos caminos en la vida
y casi todos me llevan a ti,
unos son tristes y amargos,
son así por ser, deben ser así.
Son tristes porque
tú no me quieres…
Son amargos porque
yo a ti sí.
Cuando pienso que la vida es
vana sin vivirla junto a ti,
y a veces me pregunto ¿por qué?
Y ¿para qué quiero vivir así?
Y… en el cielo hay una estrella
que me llama la atención,
será que tú eres esa estrella
que me alegra el corazón.
Que bonita frase la “pronunciada”,
muy bonita es una flor,
muy bonita es una palabra
pronunciada con amor.
Pero más bonita es una amiga
como lo eres tú,
porque la flor se marchita,
y la palabra se la lleva el viento.
Pero una amiga como tú
la lleva uno siempre dentro
por los caminos de la vida
que siempre me llevan a ti.

J. R. Diez
Vallejo de Orbó


En busca de conquistar tu belleza.

En busca de conquistar de tu belleza
cierto día me vino a la mente
regalarte un ramo de rosas rosas,
flores blancas y pensamientos.

Cumplimentar tal deseo fue el triunfar,
con tan excelente resultado
que mis lágrimas fueron de felicidad
y tu corazón lo que he ganado.

Mas al verte comprendí al instante
al observarte llorar de alegría
dos lágrimas como gemas bellas
al reflejo del sol brillan y brillan.

Me sentí como un chiquillo y la miré,
mas sin entender su idioma,
el amor es ciego, sordo y mudo,
valioso tesoro de su persona.

Formando tan hermoso ramo
hoy a tu corazón está adornando,
y de alegría lágrimas derrama
para que lo riegues, cuides y florezca.

Bello, fuerte, bonito y lozano,
que todo mal temporal resista,
mal de todos los avatares de la vida,
pues serán las rosas más bonitas.

Las que hoy plantó en tu corazón
y con mi amor cuido y las cultivo,
eres mi jardín de la felicidad,
juntos digo quiero morir contigo.

J. R. Diez
Vallejo de Orbó


Presumen las flores y rosas.

Presumen las flores y rosas
así como las mujeres en sus pensamientos
las desean bellas y hermosas
para adornar sus cabellos.

Enhalar sus perfumes y belleza,
poseer los grandes perfumes,
llenar con el olor sus deseos
y de amores su corazón.

En su pelo así Dios se lo puso
bellos sobre la frente deseos
de adornarlos para los hombres
con los laureles florecientes.

Brindar cuan oloroso perfume
y comparárselo con su belleza
será tal vez la flor tan bella
o es la mujer la más hermosa.

Y en los hombres siempre habrá
en todos ellos la incógnita,
saber elegir y poder acertar
es una lección, así como tal cosa.

Tal cosa, como un pensamiento
puesto en mi mente, el saber
quedar así, o darnos a entender
que ellas son más inteligentes.

Presumen las rosas de ser flores,
presume de ser hermosa la mujer,
el amor la desea bella y cariñosa
cuando por ella acaba de nacer.

J. R. Diez
Vallejo de Orbó


Quién osase pensar…

Más allá de las fronteras
cruzando mares y océanos,
ante la terrorífica idea de la extinción
se encontraba la muerte.
Muerte de hambre, de odio, de celos,
de entrega, de sacrificios
para sacar la vida adelante.
Vida de ilusiones escondidas
de corazones amantes y amados.
Mentes abiertas y extrovertidas
de pensamientos puros y limpios,
donde el rencor y la envidia
se esconden tras un mundo perfecto.
Quién osase pensar
ante la felicidad relumbrante
que se aprecia un vacío
de nada, de evidencias,
de temor e inexperiencias vividas,
que ponen a punto de puñal
la sociedad tercermundista.
Rostros de ira divagan
en el arenoso desierto de la pobreza,
pelean por un hueco
en su sociedad.
La infamia de la minoría
contra la sencillez de la exhuberancia,
sacrifican vidas humanas,
amor fraternal,
convivencia perpetua.
Misioneros voluntarios
concienciados de tal evento,
sin perder la ilusión y la Esperanza,
embolsan su paciencia y su alegría,
despidiéndose de la aflicción
y de la pena
y toman rumbo hacia la salvación
y la eterna juventud
de los países desarrollados.
Orgullosos por su bondadoso fin
ofrecen ayuda a los condenados,
los protagonistas de los
más trágicos noticieros ningún (D. Evaristo, ninguno).
La sencillez de los nuestros
se ve avalada
ante la magnífica maldad
de aquellos que destierran
a sus propios hermanos.

J. R. Diez


Vallejo de Orbó

Para disfrutar de tu silencio.
Por oír los cánticos de las avecillas
disfrutar de su dibujo, de su música,
¡Te imaginas la sensación de felicidad
que disfrutaremos con el paseo.
Justo en la falda del Cocoto, o Terena,
podrás disfrutar de tu silencio,
seguro que habrás podido palpar
las nuevas definiciones del infinito.
Al nuevo concepto de velocidad
que corren, vuelan tus deseos,
y los recién estrenados perfumes
de los robles, sabinas y brezos.
Seguiremos nuestro viaje visual
no sin antes disfrutar de nuevo
del contorno y las panorámicas
de Vallejo de Orbó, este pueblo.
Que bello, que bonito, es este jardín
rodeado está de naturaleza,
de niños juegos y vivencias tuvimos.
¡Biblioteca de nuestros recuerdos!
Otro día de disfrute para ti será,
y con esta singular experiencia;
nadie te va a preguntar, y supongo,
ni te va a mirar mal.
Será una experiencia apasionante,
¿Qué en tu corazón ese sentimiento?
Cierra los ojos, ¡Cierra los ojos!, abre el ser
que tienes dentro; y revívelo de nuevo.
Y cuando realices otras escapadas
para visitar monte Aguilar y la Mata,
te sugiero que la lleves paseando
y disfrutes de la mañana soleada.
Para disfrutar esas melodías de las aves,
Y de su música, disfrutes de la silueta.
¡Te imaginas la sensación de felicidad
que disfrutarás con el paseo!

J. R. Diez del Olmo
Vallejo de Orbó


Cual es el mensaje.

Bonito color tienes de piel,
enseñoreando tu cuerpo,
cuando sales del baño,
con gotas de agua adornando.
¿Cuál es el mensaje que
a mi piel le transmite?
Cuando de gallina se me pone
Y tiemblo sin saber por qué.
Humedecidos siguen llorando mis ojos
mientras la lluvia cae,
dos gotas de sabiduría, o son perlas
que me ayudan a comprender.
¿Qué hago en este mundo,
qué absurdo es mi vivir?
¿Por qué no viene la muerte
disfrazada con tu piel?
Siguen llorando mis ojos,
y mientras la lluvia cae,
como si el Cielo quisiera llorar
y conmigo las nubes también.
¿Dónde estarás ahora
que mis ojos no te ven?
¿Por qué no quieres mirarme?
¡Ay! Amor de mi querer.
Ya mis manos no acarician
con gran ternura tu piel,
esa piel que yo quiero
desde la cabeza a los pies.
Que a mí me daba vida,
gozo y escalofríos,
al besar tu lindo cuerpo
y me dabas tu querer.
Fino vestido de sensación
era tu piel en mis manos,
calor e imán de atracción
cuando los cuerpos juntábamos.

J. R. Diez del Olmo
Vallejo de Orbó


A todas las madres.

9 meses formando parte de ti,
36 semanas abasteciéndome de tu alimento
para vivir, respirando de tu aire
y oxigenándome la vida…
252 días esperándome a verme llorar, y,
saber que tus brazos me acogerán,
con unas lágrimas en tu mejilla…
Más de 6.000 horas deseando
que la naturaleza siga su curso,
cogido de la mano de la esperanza,
para que cambie tu vida y motive
una lucha que consiga lo mejor
para nuestro bienestar…
Que selle un beso ese vínculo
que nunca deberíamos ignorar y,
de alguna manera, agradecerte que
me has dado la oportunidad
de vivir, de sentir y respirar.
Moriría por ti, aunque no lo demuestre y
defenderé “tu honor hasta lo imposible”…
Deja que te abrace… permite que te acaricie,
y cuéntame ese cuento,
del que nunca supe el final…
Nunca podré abrazarte lo suficiente
como para compensar tan preciado tesoro…
y te suplico que no me dejes
solo en este espinoso caminar
por un mundo tan hipócrita y cruel…
que me siento un niño
cuando tú no estás…
Ayúdame a hacer otro castillo
de arena junto al mar, revolquémonos
en las dunas y volvamos a nadar…
No permitiré que estas palabras
se las lleve el viento… y el espíritu
que nos une brillará con humildad…
y continuaran en nuestros sueños…
mientras haya olas en el mar.

J. R. Diez del Olmo
Vallejo de Orbó


En memoria de todas las madres de vallejo.
Hospital de Sagunto, junio de 1.9898, V. del Olmo Álvarez –Aguilar de Campoó.

Me diste la vida
recuerdo con dulzura
mi pequeña manita entre la tuya
empezando a andar por la vida.
Recuerdo el olor de tu regazo,
en él tuve los sueños
más dulces de mi infancia.
Recuerdo tu amor, tu entrega,
llenándome de mimos,
fuiste mi amiga,
mi contadora de cuentos.
Me transportaste en
mi infancia
a los lugares más insólitos y
activaste mi imaginación soñadora.
La vida nos dio un golpe fuerte
“te transportó al pasado”,
ahora eres tú quien pone tu mano
convertida en pequeña
manita entre la mía.
Ahora soy yo el que te cuenta
historias, cuentos que alimentan
tu imaginación soñadora.
Ahora tú dependes de mí,
soy tu amigo,
tu contador de cuentos.
Te quiero, mamá,
no puedes estar junto a mí,
pero mi amor atraviesa fronteras
y llega hasta ti.
Lo veo en tu cara
cuando llego a verte,
tu sonrisa y tus ojos perdidos
en un eterno sueño.
En el cielo
has encontrado un nuevo hogar.
Vuelves a ser feliz,
Y yo contigo.

J. R. Diez del Olmo
Vallejo de Orbó


No soy un maltratador.

Hoy me acabo de enterar,
me lo ha contado un amigo,
que ha muerto otra mujer
a manos de su marido.

Respetemos a las mujeres
pues yo lo haré mientras viva,
si es la que pare a los hijos,
es la madre de la vida.

Por qué entonces maltratamos
a la que tanto debemos,
la mujer siempre merece
nuestro cariño y respeto.

Cuando te cansas de ella
después de años de casado,
sólo demuestras desprecio,
humillación y maltrato.

No encuentro una explicación
aunque la sigo buscando
cómo puedes maltratar
a la que quisiste tanto.

Cuando del colegio llegan
vuestros hijos a la casa
y se la encuentran llorando,
preguntan, mamá, qué pasa,
y ella responde callando.
Hijos, no me pasa nada,
que no se atreve a decir,
tu padre me ha maltratado.

J. R. Diez del Olmo
Vallejo de Orbó


Llamada.

¡Venid! ¡Venid, aquellos que domináis el arte
de manejar la pluma y la palabra!

¡Venid! ¡Venid, unamos nuestras voces
gritando por la paz! ¡Que ya hace falta
que alguien eleve una voz por la justicia!

Porque este mundo nuestro se desgarra,
fruto de la ambición y de la codicia,
que hoy a los hombres ciega, por su causa.

¿Dónde quedó el amor entre las gentes?
Si la palabra que Cristo predicara
cada uno la aplica como quiere,
¡y en más de una ocasión manipulada!

¿Dónde está la justicia para el pobre?
¿Dónde están la igualdad y los derechos
entre hombres y mujeres por igual?
Las palabras no bastan, ¡faltan los hechos!

¡Los que hablan de moral nunca la cumplen!
Y le dictan las reglas a su prójimo
queriéndolas imponer al que está lejos,
cuando él pasa de largo estando próximo.

¡Venid poetas! ¡Venid los escritores!
¡Vengan aquellos que tienen inquietudes!
Hay que empujar el muro y derribar
De una vez las injustas actitudes.

J. R. Diez del Olmo
Vallejo de Orbó